Caso: La familia Gill 🇦🇷

La familia Gill estaba conformada por 6 miembros:

Rubén «Mencho» Gill (56).

Margarita Norma Gallegos (26).

Maria Ofelia Gill (12).

Osvaldo José (9).

Sofía Margarita (6).

Carlos Daniel (4).

Los hechos: La noche del 12 de enero de 2002; la familia salió de su casa ubicada en La Provincia de Entre Ríos (Argentina); se dirigían a Viale una localidad cercada a un funeral de un amigo llamado Maximo Vega. Esa fue la última vez que fueron vistos.

La desaparición de la familia fue el 13 de enero, sin dejar rastro alguno y para la presente fecha sigue siendo desconocido. Ellos vivían en la estancia «La Candelaria» donde Rubén y Margarita, prestaban sus servicios rurales y domésticos respectivamente.

La estancia tiene un espacio de 500 hectáreas, ubicada en el pueblo de crucecitas séptima, quien para ese entonces era propiedad de Alfonso Goette y quien era el patrón de Rubén y Margarita.

«Declaraciones de Alfonso Goette.

El dueño de la estancia dio a entender que la familia pudo haberse ido a Santa Fe a visitar parientes, o haber emigrado en busca de trabajo en el nordeste.

Goette declaró que la familia había dejado todas sus posesiones en la casa, incluso dinero y documentos, pero cuando familiares de Gill visitaron la estancia no pudieron ver esas pertenencias y encontraron «los colchones quemados y sangre mezclada con la tierra». Según relata Luisa Gill, Goette hizo quemar los colchones porque estaban manchados con sangre. Asimismo, cuestiona el relato del patrón de la estancia, que dice que había dado vacaciones a los Gill, ya que nunca antes les había dado más de diez o quince días.

Sumado al hecho de que Goette no notó la ausencia de los Gill hasta tres meses después y de que algunos conocidos declararon que la relación entre ellos no era buena, las sospechas cayeron sobre el dueño de la estancia. Sin embargo, no se encontraron pruebas ni elementos que pudieran comprometerlo.

Goette falleció en un accidente automovilístico el 16 de junio de 2016, a los 78 años de edad. La camioneta que manejaba despistó y volcó en la ruta 32, en las cercanías de la localidad de Segui. Con el fallecimiento de Goette, se podría reabrir la investigación del caso. Para ello fue conformada una comisión policial»

Esta declaración fue extraída de un medio local Argentino.

En abril de ese mismo año, Goette se comunica con familiares para indicarles que los Gill no han regresado de los tres meses de vacaciones que les dio en enero. Según la investigación policial, el día 13 de enero se habrían realizado llamadas desde el celular de Rubén al teléfono de una mujer domiciliada en Rosario, a la que no fue posible localizar. Este celular se mantuvo activo hasta abril del 2003, 15 meses después de la desaparición. Un vecino de apellido Villanueva, quien vive enfrente de «La Candelaria», cree haber visto a Mencho Gill andando a caballo durante el día 14 de enero.

Luisa Eva Gill (hermana de Rubén) realiza la denuncia policial en la comisaría de Viale por la desaparición de la familia. La causa fue caratulada como «averiguación de paradero» y quedó en manos del juez Jorge Sebastián Gallino, de la ciudad de  Nogoya. A mediados del año 2015 la causa pasó al juez Gustavo Acosta.

A mediados del 2003, el juez Gallino ordena una inspección. Ningún vecino o pariente tenía conocimiento de qué había pasado con los Gill, y que se hayan ido por su propia cuenta era improbable: no tenían vehículo propio, conseguir trabajo en esa época de crisis era difícil y Margarita, quien tenía otro empleo en la escuela del pueblo, no había cobrado su último sueldo.En el 2006 el abogado querellante de la familia Gill, Elvio Garzón, manifestó que en la desaparición de la familia habían intervenido algunos policías que prestaron también servicios en las dependencias policiales en las zonas donde desaparecieron el contador Amado Abib y del arquitecto Mario Zappegno. Esta hipótesis no fue probada ni consta en el expediente.

En el año 2008 se realiza un allanamiento en la estancia La Candelaria, donde se levantó el piso de la misma, se excavaron pozos, y se buscó rastros de sangre usando luminol.Se encontraron tres muestras de sangre humana, sin el patrón genético de los Gill, aunque los peritos dejaron en claro que por el paso del tiempo las muestras podrían estar contaminadas. Asimismo, se detectó la presencia de moscas que rondan cadáveres humanos. Se monitoreó el campo con ecosonda, con el fin de encontrar rastros de tierra removida, pero no fueron detectados. También en el 2008 se llevó a claro una «autopsia psicológica», mediante la cual un psicólogo forense llegó a la conclusión de que los Gill no tenían motivos psicológicos o religiosos que los llevaran a cortar lazos con sus seres queridos y que si bien la familia tenía poco contacto con otras familias de la zona. Rubén era «un hombre alegre, locuaz, sociable, al que nunca se le veía triste». No obstante, varios testimonios informaron que en días previos a su desaparición, se lo había visto «callado, pensativo y muy preocupado. En noviembre del 2011 se realizó una búsqueda en un pozo lindero al campo donde vivían.

Durante la investigación del caso, se siguieron pistas por distintas provincias argentinas, así como en Paraguay y Brasil, pero sin lograr resultados. Entre las distintas hipótesis, se habló de una desaparición no forzada, un enfrentamiento con el dueño del campo y un conflicto sentimental. Ninguna de ellas condujo a resultados favorables. No aparecen en ningún registro, ni laboral, migratorio, educativo, o de seguridad social (si bien en el 2010 aparecieron inscriptos en la asignación universal por hijo, luego se comprobó que era un error).

En el año 2015, el nuevo juez, Gustavo Acosta, y el fiscal Federico Uriburu decidieron recomenzar la investigación. Según cuenta Uriburu: 

Empezamos desde la foja cero a revisar todo lo que se ha hecho, citar nuevamente a testigos para ver si el paso del tiempo pudo haberle refrescado la memoria a algunos en aspectos que en su momento no les parecieron importantes y a revisar todas las pistas desde otra perspectiva; por ahora no descartamos nada.

Se buscó darle más protagonismo a la unidad fiscal, así como involucrar a oficiales de la policía para trabajar en el caso. Se realizaron indagaciones en la localidad cordobesa de Porteña, un poblado de cinco mil habitantes donde se formó una comunidad de trabajadores rurales oriundos de Entre Ríos, pero no se encontraron pistas.

Asimismo, un dron sobrevoló la zona en agosto del 2015, fotografiando el campo de La Candelaria y campos aledaños en la búsqueda de indicios de movimientos de tierras. También se intentó encontrar fotos aéreas de la zona del año 2002, para poder compararlas con las fotos tomadas con el dron.

Durante febrero del año 2018 se llevó un operativo de búsqueda en el terreno de la estancia, siguiendo la pista aportada por el contratista rural Armando Nanni, quien dijo haber visto a Rubén Gill quejándose por los pozos que le habían ordenado cavar el 14 de enero, días después de su desaparición. Se inspeccionó, además, un pozo de agua donde sólo se encontraron restos de huesos de animales. Asimismo, Nanni indicó la existencia de un arroyo en el terreno, que será peritado cuando se cuente con la aprobación del presupuesto por parte del Poder Judicial. Un equipo de bomberos investigó este curso de agua e indicó que se habrían realizado perforaciones en el mismo, ya que el terreno está removido. El hermano de Rubén, Osvaldo, y la madre de Margarita, Adelia, reclaman que se investigue el sótano del casco de la estancia, ya que alegan que Goette lo habría tapado y construído arriba. (Fuente Wikipedia).

Existe una teoría que no se ha podido confirmar porque no han aparecido los seis cuerpos pertenecientes a la familia completa de los Gill, que el patrón los asesinó y los enterró en la propia estancia; debido al poder económico que este tenia pudo desviar la investigación y así no poder encontrarlos, con la muerte de Alfonso Goette se reabrió el caso; sin embargo nada ha podido encontrarse aún cuando sigue el caso abierto.

Publicado por Katy Rosales

Abogada 👩🏼‍💻

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